domingo, 17 de agosto de 2014

Sylvia Plath, The bell jar



Se me ocurrió que tal vez si yo tuviera una estructura física fina, bien proporcionada, o si pudiera hablar de política con conocimiento de causa o fuera una famosa escritora, Constantino me encontraria lo bastante interesante como para acostarse conmigo. Y entonces me pregunté si, tan pronto como él empezara a gustar de mí, no se hundiria en lo vulgar, si, tan pronto como él me amara, no le encontraria defecto tras defecto, de la misma forma que había ocurrido con Buddy Willard y otros chicos antes de él. Lo mismo sucedia una y otra vez. Le echaba el ojo a un hombre sin tacha, a distancia, pero tan pronto como se acercaba, inmediatamente veía que no serviria en absoluto. Esa es una de las razones por las que nunca quise casarme. Lo último que yo queria era seguridad infinita y ser el lugar desde el cual parte una flecha. Queria cambio y emoci´n y salir disparada en todas las direcciones yo misma, como las flechas de colores de un cohete un 4 de julio.

____________

Si la señora Guinea me hubiera dado un pasaje a Europa, o un viaje alrededor del mundo, no hubiera habido la menor diferencia para mí, porque donde quiera que estuviera sentada - en la cubierta de un barco o en la terraza de un café en París o en Bangkok- estaria sentada bajo la misma campana de cristal, agitándome en mi propio aire viciado.

0 estallidos:

Publicar un comentario