domingo, 5 de septiembre de 2010

# Cadaverico.


Nadie te espera. Tú te quedas mirando como descendiendo la vida hacia un hondo hueco cavado en el suelo, un prisma fúnebre con las aristas más negras que los lados, a la vez paralelos a otros tantos lados y otros tantos prismas. Estancias muertas conexionadas por raíces nerviosas y parduscas. Te acercas al borde y te asomas. Al hacerlo te adviertes los zapatos sucios y la curiosidad, quizás, demasiado despierta. Bordeando aquella fosa, la tierra retirada de la tierra para darle un sitio donde pudrirse a tu cuerpo. Oyes las poleas, presagio. Ni un solo latido cerca. El tuyo enterrado incluso más abajo que tú. El tuyo asfixiado al hinchársele el paladar de tierra. El tuyo contando larvas que le mordisquean suaves. El tuyo sin ser tuyo ya, sin ser de nadie. 

Nosferatu, Werner Herzog

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