Viejos. Arrastrando pies y pellejos sabios por el lado sombrio de la calle, con sus cuellos escondidos entre el hueco cóncavo que queda entre sus claviculas. Huelen a años y equivocos pretéritos, los cuales dejaron arrugas en sus cuerpos, un dia jovenes. Huellas que ciñen las sobradas pieles a una estructura a punto de crepitar. Una estructura que los relojes se encargaron de carcomen por los lados, de tal modo que, con tan solo un pequeño movimiento, la vida se haga ruinas. Y el polvo que se levante al caer no sea más que las cenizas de una existencia tenue que deja pasó a otras tales.
Grant wood, American Gothic.
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