Fotografia de Dam Graham
Los sueños se escurren entre millones de manos ajenas que los intentan atrapar sin éxito alguno, al resbalar van dejando un rastro viscoso de un azul brillante que se queda bajo la suciedad de las uñas. Y tan solo queda eso. Como si el saber que los has tenido deslizándose sobre los surcos de tus palmas te alentase, de alguna forma que desconozco, a seguir adelante.
Pero no lo hace. Es triste.
Cuando cierro los ojos recuerdo su tacto húmedo palpándome los dedos nerviosos, mis venas levantándose para capturarlos en un nudo fuerte, el universo reduciéndose hasta caber en mi puño cerrado y, poco después, verlos escapar serpenteando entre los huecos que dejan mis dedos para poder moverse. Me maldigo.
3 estallidos:
Pero no lo hace. Exactamente.
Yo me concentro en nuevos sueños, como seguir corriendo para no notar el dolor en las rodillas
¿funciona?
Duelen menos que cuando se enfrían
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